Por un momento observe dentro de la habitación que con anterioridad había sido saqueada días anteriores. Entre a dar un vistazo nuevamente para ver que no quedara nada, pero hubo muchas cosas que no pude arrancar de ahí. Muchas madrugadas en insomnio, la primera vez que dormí ahí, sintiéndome liberada de una presión de una casa del terror anterior, la salida del sol que daba a mi cara cada mañana por casi dos años, las noches de lluvia en la que parecía que el cerro parecía bañarse y dejar correr el agua por las calles. y que en otras ocasiones parecía una gran fuga que parecía un monzón, largas siestas vespertinas en las que no quería despertar, seguir soñando tantas cosas bonitas, me hubiera gustado llevármelas conmigo para seguir teniéndolas día con día de la misma manera. Pero también hay cosas que deje guardados en esos cajones, unas largas noches de insomnio provocados por el llanto y la soledad, aquella llamada que me enfrió la sangre y que fue el inicio de una despedida que había postergado por mucho tiempo, los días de cruda fatal en la que había jurado no volverlo a hacer nunca más. . . tantas cosas. . . di el último vistazo a ese cómplice inerte que no me reclamaba nada, solo estaba ahí callado, sonreí y cerré la puerta., sonreí y cerré la puerta.

Subí las cosas al taxi que sin darme cuenta y casi no queda espacio para que yo me subiera, a pesar de hacer la operación hormiga por una semana con anterioridad. Por la tarde regrese y ya era una extraña. Entre a la casa del Don me sentía temerosa, me senté en su sala y le especifique que había dejado todo en orden, la reposición del espejo y que estaba todo completo y limpio. Le di las gracias esperando no perder el contacto con quienes me tendieron la mano cuando más lo necesitaba. Así fue, le di las gracias, nos dimos un abrazo y un hasta luego, se que regresare para finiquitar todo en los meses próximos, pero regresare siendo extraña, no una más de esa casa que iba a preguntar cuando funcionaria el internet, o si habían cortado el agua, o si podía usar el cuarto de lavado. . . a pesar de todo tuve muy buenos momentos.

Al irme llegue a un lugar totalmente diferente, personas diferentes, un espacio diferente, acomode mi ropa en el closet que me instalo mi papa semanas antes, no había tenido chance de acomodar las cosas.

Hoy ya han pasado un par de días, me siento bien, creo que el cambio ha sido bueno. Espero que este proceso de cambio siga, se que solo yo soy la que lo detiene. Me siento muy feliz. Sé que hay cosas que me faltan para completar mi felicidad, pero en estos momentos no necesito de ellas. Tal vez si un cambio en mi vestir o un arreglo en mi cabello eso está claro que lo necesito. Todo lo demás serán banalidades jajaja